-Es que es muy sencillo.
-Sí, claro. A ver, ¿de qué está hecha? ¿De qué está hecha el agua?
-¿No lo ves? De lágrimas.
-¿Cómo va a estar hecha el agua de lágrimas? Más bien las lágrimas están hechas de agua.
-Eso es imposible, porque sin agua nos moriríamos, pero en cambio podemos vivir sin llorar.
-Pero si el agua está hecha de lágrimas, si no lloramos no hay ríos, ni mares, ni nada.
-Claro. Como tú.
-¿Ahora me vas a culpar a mí de la sequía en el mundo?
-Yo no te culpo de nada. Te digo las cosas como son, sin más. Ya nunca lo haces, es la pura verdad. Pero que me da igual, si no quieres llorar no llores. Es problema tuyo.
-No hay quien te entienda. Cada día eres más raro. Será por eso que te quiero tanto. Aunque me cuentes estos cuentos.
-¿Pero qué cuentos? Sigue sin creerte lo de las lágrimas, tú misma. Yo seguiré llorando por los dos
viernes, 5 de septiembre de 2008
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